Hace un par de días Samsung confirmó que el problema que provocaba que sus Galaxy Note 7 explotaran estaba en la batería, y por este motivo solicitaron a sus usuarios la devolución de todas las unidades vendidas.
En total se estima que son dos millones y medio las unidades que hay en el mercado, y la devolución de estas unidades va a generar pérdidas importantes para la compañía.
Estas pérdidas no estarán provocadas únicamente por la recogida de estos terminales, ya que hay que sumar también la revisión de los terminales afectados y la sustitución que tendrán que facilitar a aquellos usuarios que no quieran la devolución del importe que pagaron por él.
Los analistas estiman que el impacto económico que provocará a Samsung este problema ascenderá a la friolera cifra de 1.000 millones de dólares, lo que representa nada menos que el 5% de los ingresos que tendrá la compañía este año.
Si es cierto que Samsung reclamará parte o la totalidad de estos costes al fabricante que les suministró las baterías, pero el daño que ha sufrido su marca y la caída de sus acciones en bolsa ya está hecho y por desgracia no es tan sencillo de solucionar.