La situación que atraviesa Huawei tras el embargo comercial impuesto por Estados Unidos sigue siendo muy delicada. Este fabricante no puede adquirir ninguna tecnología creada por compañías con sede en esta superpotencia, un grave problema que, por desgracia, terminó obligándolos a prescindir de los servicios de Google y buscar otros proveedores.
Esta decisión ponía contra las cuerdas el futuro de este gigante asiático, por eso nunca cesaron en su empeño de conseguir acabar con esta prohibición. Desde la administración Trump han dejado claro que no levantarán el veto, aunque si puso sobre la mesa la posibilidad de ofrecer algunas licencias que los permitieran hacer negocios con empresas concretas. Un movimiento muy esperanzador para los chinos que ahora parece muy cerca de llegar.